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El Internet y la literatura

La tecnología ha abierto horizontes inimaginables, pues la principal característica del siglo XXI es que lo virtual ha ganado terreno y que nos conduce por los distintos lugares.

Es como otra dimensión, que por medio de hipervínculos te transportas de un lugar a otro y que, al mismo tiempo, te encuentras físicamente en otro lugar. Ahora, en Internet las decisiones que tome el usuario también van a ser infinitas en espacio, pero en un tiempo diferente.

Una forma de relacionar el internet y la literatura es el cuento de Jorge Luis Borges “El Jardín de los senderos que se bifurcan”, que por medio de los manuscritos indescifrables y el símbolo del laberinto imposible de resolver, que te lleva a cualquier destino que tu elijas al igual que Internet.

Es un perfecto rizoma, porque aunque existan situaciones temporales y paralelas, todo está interconectado, por lo que todo puede mutar y cambiar constantemente.  Tiene como principal característica ser un cuento híbrido, porque se crean metarrelatos que le dan diversos sentidos a la realidad.  

Todo esto es interpretado como un gran hipertexto, porque se vinculan fragmentos que están, de alguna u otra manera, interconectados entre ellos, ofreciéndonos nodos, lo que nos llevan desde una historia a otra.

Las infinidades de elecciones son incalculables.  Sin duda alguna “El jardín de los senderos que se bifurcan”, que también se relaciona con la teoría de Einstein, es un texto que se multiplica y se dispersa, ya que nos sumerge en mundos que tiene diversas aristas, sin desmerecer las otras, porque no hay un orden jerárquico. 

El libro de Ts’ui Pên no tiene solución porque no busca dar ninguna, es una metáfora, un paralelismo conceptual, un laberinto sin salida pues cada nueva solución resultaba de una combinación diferente a la anterior. En este sentido, el papel que cobra el lector de esta obra es total: en un laberinto, el que toma las decisiones, es, propiamente, aquel que entra en él.

En cualquier caso da igual la cantidad innumerable de futuros posibles: el ser humano debe tomar una decisión en cada bifurcación. Lo cual no niega que en otra dimensión nuestro ser viva una vida divergente, convergente o paralela a la que vivimos en esta.

 Es así, cómo la hipertextualidad intenta difundir datos los cuales son diversos, y que estamos obligados a elegir, porque así lo determina el tiempo-espacio en el que vivimos.

 El propio texto como hipertexto es en sí un sendero que se bifurca: una obra compuesta de intertextualidad, de informaciones que se aproximan, se bifurcan, se cortan o se ignoran en un mismo documento.

Quizá un Big Bang que originase de nuevo el laberinto (y el reinicio del tiempo), y cuyo libro total albergase todas sus posibilidades, lo que ya empieza a ser posible gracias a la Realidad Virtual: el acceso a otras dimensiones de nuestra vida, en un mismo espacio pero en un tiempo diferente.

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